No dejen que sus corazones se turben, porque Él enderezará su camino, dejen que su corazón sea tomado por el valor, la alegría y la paz, esperen en el Señor, y Él cuidará de ustedes. Ahora, vengan a Su casa, alábenlo, alábenlo con todo su corazón, toda su alma y toda su mente.
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
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