Gracias, Padre Celestial, por darme un buen trabajo. Haré mi mejor esfuerzo para cumplir con mis deberes, incluyendo la obra de Dios. En el nombre victorioso de Jesucristo, oro, Amén.
Cualquiera que sea tu tarea, hazla de todo corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirás la herencia como recompensa. Estás sirviendo al Señor Cristo.
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