Padre celestial, estoy agradecido por este día que has hecho, ciertamente me regocijaré y me alegraré en él. Gracias por ser mi Dios y gracias por bendecirme con tu presencia para que pueda ser tu siervo. Gracias por la abundante cantidad de bendiciones que has derramado sobre mí y las muchas más que tienes reservadas para mí, Señor Jesús. Elimina todo deseo mundano y reemplázalo con un anhelo por ti y tu presencia. En el nombre de Jesús oro, Amén.
Este es el día que el Señor ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en él.
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