Señor Jesús, te agradezco por silenciar a los fariseos y escribas hoy y por limpiar el templo. Convirtieron el templo en una inversión y así alejaron a Dios de este lugar. A los pobres no se les permitía orar a ti, y los comerciantes engañaban a los peregrinos que venían de lejos. Limpiaste el templo, expulsaste a los comerciantes y juzgaste a los sumos sacerdotes y ancianos de Israel. A través de la nueva iglesia construida por ti, todas las personas, ya sean pobres o ricas, pueden acercarse a ti y ver las maravillas de tu espíritu. Silenciaste a los fariseos y saduceos, y no pudieron engañarte ni confundirte. Les contaste a tus discípulos sobre los eventos de los últimos tiempos, y esperamos tu regreso para juzgarnos a todos. Que nos des la fuerza, Señor, para que todas las personas te encuentren y sean salvadas. También soy un pecador que no entraría al cielo sin ti; perdóname, Señor, por las cosas que hago contra ti. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Él les dijo: "Está escrito: 'Mi casa será llamada casa de oración', pero ustedes la están convirtiendo en una cueva de ladrones!"
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