Oh Señor Jesucristo, que te entregaste en la cruz por mí para mi salvación, líbrame también a tu santa voluntad en todo momento. En la alegría y el dolor, en la salud y la enfermedad, en la riqueza y la pobreza, en el honor y la deshonra, hazme decir con todo mi corazón: "Que se haga tu voluntad, no la mía." Oh tú que entregaste tu espíritu en las manos del Padre, toma mi espíritu, corazón, cuerpo y todo lo que tengo, y hazme vivir solo para ti para siempre. Amén.
Avanzando un poco más, cayó con el rostro en tierra y oró: "Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres."
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