Para seguir los pasos de Jesús y ser controlados por Él, primero debemos rendir nuestras vidas a Él completamente. En Gálatas 2:20, dice: "He sido crucificado con Cristo y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí". Este versículo enfatiza la necesidad de morir a uno mismo y permitir que Cristo viva en y a través de nosotros. Debemos buscar imitar el carácter, el amor y la obediencia de Jesús a la voluntad de Dios, como se ve en pasajes como 1 Juan 2:6, que dice: "El que afirma que permanece en él, debe vivir como él vivió". Al estudiar Sus enseñanzas, pasar tiempo en oración y depender del Espíritu Santo, podemos caminar en Sus pasos, ser controlados por Su Espíritu y vivir una vida que lo honre y glorifique.
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