Gracia y Paz 📖🙏🙌🫶
Escritura Bíblica Salmo 37:8 (RVR):
"Deja la ira, y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo."
Revelación:
El Salmo 37:8 es un versículo de disciplina emocional y madurez espiritual. Te advierte que si la ira no se controla, puede desalinearte de Dios.
Esta escritura trata con tres estados emocionales peligrosos:
1. Ira
2. Enojo
3. Comportamiento reactivo
Y Dios te ordena dejar los tres.
1. "Deja la ira" — Deja de cargar lo que te quema
La ira en sí misma es una emoción, pero permanecer en la ira se convierte en una trampa espiritual.
La ira drena:
• tu paz
• tu claridad
• tu sensibilidad espiritual
• tu capacidad para escuchar a Dios
• tu capacidad para responder con sabiduría
La ira es una puerta que el enemigo usa para:
• provocar reacciones
• crear ofensas
• separar relaciones
• debilitar tu enfoque
• descarrilar tu misión
Dios está diciendo:
"Déjalo ir antes de que crezca."
2. "Y desecha el enojo" — Deja ir las emociones destructivas
El enojo es la ira que ha madurado en violencia, amargura y venganza.
El enojo es la ira que tiene una misión.
Desechar el enojo significa:
• Déjalo
• Négalo
• Abandónalo
• Rehúsa entretenerlo
Porque el enojo lleva a:
• relaciones dañadas
• ceguera espiritual
• pérdida de control
• acciones pecaminosas
• decisiones lamentables
Dios te está protegiendo de actuar desde tu dolor.
3. "No te excites en manera alguna a hacer lo malo" — No dejes que la emoción te haga desobediente
Dios advierte que las emociones descontroladas se convierten en desobediencia.
Esto significa:
• No te vengues
• No respondas con la misma moneda
• No busques venganza
• No iguales su energía
• No respondas desde la carne
Si luchas carne con carne, pierdes.
Si luchas carne con espíritu, ganas.
Dios está diciendo:
"No dejes que lo que hicieron te convierta en lo que no te llamé a ser."
Oración:
Padre, en el poderoso nombre de Jesús,
Rindo cada rastro de ira en mi corazón.
Sana cada herida, calma cada tormenta y elimina cualquier cosa que me provoque a la guerra emocional.
Señor, enséñame a desechar el enojo.
Líbrame de la venganza, la amargura, el resentimiento y el impulso de retaliar.
Llena mi corazón con tu paz, tu paciencia y tu autocontrol.
Padre, guarda mi corazón para que no responda al mal con mal.
Mantén mi espíritu alineado contigo para que mis reacciones reflejen tu carácter y no mis emociones.
Hoy declaro:
Libero la ira.
Desecho el enojo.
No seré movido a pecar.
Camino en paz, no en frustración.
Respondo en espíritu, no en carne.
Gracias, Señor, por darme disciplina emocional, madurez espiritual y restricción divina.
Elijo la obediencia sobre la reacción, y la paz sobre la ira. En el santo nombre de Jesús, amén.
Que toda amargura, ira, enojo, gritería y calumnia sean quitados de ustedes, junto con toda malicia. Sean amables unos con otros, de corazón tierno, perdonándose unos a otros, como Dios en Cristo los perdonó a ustedes.
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