Estaba hablando con mi abuela sobre mi caminar con Jesús y cómo ha ido, y la diferencia que ha hecho en mi vida, y de repente ella quiso mostrarme su rosario que hizo la otra semana. Tan pronto como lo puso en mi mano y pasé mi pulgar por Jesús en la cruz, comencé a llorar y me sentí abrumado mientras lo tocaba y lo miraba, y sentí como si el Espíritu Santo viniera sobre mí en ese momento. Me sentí tan agradecido por Jesús en ese momento por lo que hizo por nosotros en esa cruz.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.
Comentarios (1)
Join the conversation
Sign In to Comment