Querido Dios, te pido que hagas que mi jefe entre en razón y no conduzca a más de 200 km/h. Tengo miedo como pasajero y a él no le importa. Todavía estoy en el período de prueba y quiero conservar este trabajo. Gracias.
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Comentarios (1)
Join the conversation
Sign In to Comment