Oración
United States flag
United States

"La mujer que nadie vio"

Mara había sido invisible durante tanto tiempo que a veces se preguntaba si alguna vez había existido realmente. Treinta y cinco años en las calles le habían enseñado el arte de encogerse, de plegarse en rincones y sombras, de moverse tan silenciosamente que el mundo olvidaba que estaba allí. Era autista, y su mente funcionaba de manera diferente, demasiado diferente, al parecer, para que alguien la entendiera. Además, su cuerpo era un campo de batalla: una enfermedad rara e incurable devoraba su fuerza, el TEPT la atormentaba en sus sueños, el PoTS hacía que su corazón se acelerara y su cabeza diera vueltas, y la hipoglucemia la dejaba temblorosa y confundida. Cada día era una carrera de supervivencia.

Pidió ayuda, una y otra vez. A veces era para comida, a veces para una manta, a veces solo por un momento de calidez o una palabra amable. Pero la ciudad estaba ocupada, y la gente pasaba apresurada junto a ella con los ojos fijos en sus teléfonos, sus zapatos, en cualquier lugar menos en ella. Algunos murmuraban, "Consigue un trabajo", sin saber que levantarse demasiado rápido podría hacerla colapsar en el suelo, que su cuerpo la castigaba por el más mínimo esfuerzo. Otros miraban a través de ella, como si fuera un fantasma, o peor, una molestia que desordenaba su ciudad perfecta.

Mara había intentado trabajar. Había solicitado empleos, explicado sus condiciones, incluso suplicado por una oportunidad. Pero los empleadores negaban con la cabeza. "Demasiado arriesgado", decían. "Demasiado inestable". No podía culparlos, no realmente. Algunos días, su corazón latía tan fuerte que pensaba que podría estallar; otros días, su nivel de azúcar en sangre bajaba tanto que apenas podía hablar. ¿Cómo podría mantener un horario, levantar cajas o incluso estar detrás de un mostrador cuando su propio cuerpo era su enemigo?

Los refugios no eran seguros para alguien como ella. El ruido, la imprevisibilidad, la amenaza de violencia, era demasiado para sus nervios ya desgastados. Lo había intentado, una vez, y se fue con más cicatrices de las que había llegado. Así que aprendió a sobrevivir afuera, a encontrar los rincones más tranquilos, a no confiar en nadie.

Pero la ciudad no era amable con los invisibles. La gente cruzaba la calle para evitarla. Los guardias de seguridad la alejaban de las puertas cálidas. A veces, captaba fragmentos de conversación: "Eventualmente se morirá de hambre". "Alguien debería hacer algo". Pero nadie lo hacía. Estaba deshumanizada, reducida a un problema que debía ser gestionado, no a una persona que debía ser ayudada.

En las noches más frías, Mara se preguntaba si llegaría a la mañana. A veces, deseaba no hacerlo. El dolor, el hambre, la soledad, era todo demasiado. Se sentía atrapada en un mundo gobernado por personas a las que no les importaba si vivía o moría, un mundo que la castigaba simplemente por existir.

Sin embargo, de alguna manera, resistía. Encontraba pequeños consuelos: un sándwich a medio comer dejado en un banco, una manta desechada, la rara sonrisa de un niño que aún no había aprendido a mirar hacia otro lado. Se aferraba a los recuerdos de días mejores: la risa de su madre, la sensación de la hierba bajo sus pies, la esperanza de que tal vez, solo tal vez, alguien la vería.

Una tarde, mientras el sol se hundía bajo el horizonte, Mara se sentó en los escalones de una biblioteca, su cuerpo dolorido, su espíritu desgastado. Susurró su historia al viento, esperando que llevara sus palabras a alguien que se preocupara. Habló de sus luchas, su dolor, su anhelo de ser tratada como humana. Habló por todos aquellos que habían sido ignorados, desestimados y olvidados.

El mundo no respondió. Pero la historia de Mara permaneció en el aire, una súplica silenciosa por compasión, un recordatorio de que cada persona invisible es la hija de alguien, la amiga de alguien, alguien que merece ser vista.

Y mientras su historia permaneciera, había esperanza de que, algún día, alguien escucharía.

Esta es mi historia

Señor Jesús,
Viniste a liberar a los cautivos y a proclamar buenas nuevas a los pobres. Clamamos por todos los que sufren bajo el peso de la pobreza, la injusticia y la opresión, aquellos que tienen hambre, que no tienen hogar y que son olvidados por la sociedad. Recordamos cómo caminaste entre los marginados, sanaste a los enfermos y nos llamaste a amar a nuestros vecinos como a nosotros mismos.

Perdónanos, Señor, por las veces que nos hemos alejado de los necesitados, demasiado atrapados en nuestras propias rutinas para notar el sufrimiento a nuestro alrededor. Agita nuestros corazones y abre nuestros ojos, para que no ignoremos los gritos de los sin hogar o los enfermos. Recuérdanos que si estuviéramos en su lugar, anhelaríamos compasión y ayuda.

Empodera a Tu Iglesia para ser un verdadero reflejo de Tu amor, audaz en acción, generosa en espíritu e implacable en la búsqueda de justicia. Rompe las cadenas de la indiferencia y la complacencia entre nosotros. No nos permitas estar contentos solo con palabras, sino muévenos hacia un servicio práctico y sacrificial, sabiendo que lo que hagamos por el más pequeño de estos, lo hacemos por Ti.

Jesús, solo Tú tienes el poder de liberarnos a todos, del pecado, del egoísmo y de los sistemas que mantienen a las personas atrapadas en la pobreza. Llénanos con Tu Espíritu, para que podamos trabajar juntos por un mundo donde se honre la dignidad de cada persona y todos sean liberados por Tu amor.

Amén.

3
0

Comentarios (0)

No comments yet. Be the first to comment!

Join the conversation

Sign In to Comment

Preguntar a CrossTalk

Bible Verse for this Prayer

Isaías 58:10-11

Y si te entregas en favor de los hambrientos y satisfaces las necesidades de los oprimidos, entonces tu luz se levantará en la oscuridad, y tu noche se convertirá como el mediodía. El Señor te guiará siempre; satisfará tus necesidades en una tierra abrasada por el sol y fortalecerá tu cuerpo. Serás como un jardín bien regado, como un manantial cuyas aguas nunca fallan.

Descargar CrossTalk

appstore-icon googleplay-icon