Padre Señor, pido que cualquiera aquí que esté luchando con el pecado y la tentación de la lujuria y viendo cosas malas, Padre, que toques sus corazones. Que haya un cambio dentro de ellos, declaro que cualquier espíritu demoníaco sobre sus vidas será sacado y expulsado de sus mentes y cuerpos en el nombre de Jesús, oro. Amén.
Ninguna tentación os ha sobrevenido que no sea común a la humanidad. Y Dios es fiel; no permitirá que seáis tentados más allá de lo que podéis soportar. Pero cuando seáis tentados, también proveerá una salida para que podáis soportarlo.
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