Sigo cayendo en la lujuria porque pensamientos lujuriosos invaden mi cerebro, no sé por qué cada vez que intento crucificar mi carne parecen hacerse más fuertes cada día.
Ninguna tentación os ha sobrevenido que no sea común a los hombres. Dios es fiel, y no permitirá que seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la salida, para que podáis soportarla.
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