Realmente duele decirlo. Pero incluso después de tanto tiempo. Tanto luchar y pelear. El pecado de la lujuria todavía me ata y me controla. No sé qué hacer. Cada opción parece terminar en fracaso. No quiero vivir así, pero sin embargo, regreso cada vez. Tengo tanto miedo de que este pecado me controle para siempre. Que soy irredimible. Por favor, reza por mí.
Ninguna tentación os ha sobrevenido, excepto la que es común a la humanidad. Y Dios es fiel; no permitirá que seáis tentados más allá de lo que podáis soportar. Pero cuando seáis tentados, también proveerá una salida para que podáis soportarla.
Comentarios (8)
Join the conversation
Sign In to Comment