Hermanos, mi equipo y yo nos enfrentamos a un importante partido de fútbol el sábado, lo que nos daría una gran certeza de asegurar el primer puesto en la carrera por el título de este año. El año pasado, fuimos relegados el último día, y no quiero repetir otra decepción desde cero, aunque sé que la voluntad del Señor es lo más importante. Recen a Dios por nuestro resultado positivo, pero sobre todo, que se haga Su voluntad sobre nosotros y que todos mis compañeros de equipo puedan ser salvados. Paz para todos ustedes.
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
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