He estado luchando con el pecado recurrente y me siento indigno del perdón o la misericordia de Dios porque sigo cayendo en los deseos lujuriosos de la carne. Quiero liberarme del pecado sexual y acercarme a Dios, pero parece imposible porque sigo recayendo. Me siento desconectado de Dios y quiero ser libre y renovado nuevamente.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo y nos perdonará nuestros pecados y nos purificará de toda injusticia.
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