Oremos juntos, mis hermanos y hermanas, por aquellos que perdieron la vida en el avión azerbaiyano, que fue golpeado por Rusia y se estrelló en Kazajistán; por nuestros pilotos que se convirtieron en mártires al sacrificar sus propias vidas para intentar aterrizar el avión de la manera más tranquila y segura posible, salvando a 29 de las 67 personas; por nuestra azafata, que trató de consolar a todos diciendo, "todo estará bien", aunque sabía que nada estaría bien para ella misma; y por los 29 sobrevivientes heridos. Que descansen en paz, y que los heridos se recuperen lo antes posible. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
El Señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los abatidos de espíritu.
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