Gracias a todos los que oraron por mí. Han sido de gran ayuda. Todavía estamos trabajando en las secuelas de la mala racha, pero sé que saldremos más fuertes que nunca gracias a Jesús. ¡Alabado sea el Señor!
Considérenlo como un gran gozo, hermanos y hermanas, cuando se enfrenten a pruebas de diversas clases, porque saben que la prueba de su fe produce perseverancia. Dejen que la perseverancia termine su obra para que sean maduros y completos, sin que les falte nada.
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