Padre Celestial,
En el nombre de Jesús, vengo ante Ti buscando Tu paz y Tu fortaleza. Padre, calma cada tormenta que está rugiendo en mi mente, aquieta cada preocupación y silencia cada voz que no sea como Tú. Que Tu paz, la paz que sobrepasa todo entendimiento, guarde mi corazón y mis pensamientos.
Señor, fortaléceme donde me siento débil. Levántame donde me siento bajo. Recuérdame que Tu gozo es mi fortaleza y que Tu presencia es mi lugar seguro. Cúbreme bajo la sombra de Tus alas y sé mi refugio cuando la vida se siente abrumadora.
Padre, libera una quietud divina sobre mi espíritu. Que Tu paz fluya a través de mi hogar, mi mente, mis emociones y mi atmósfera. Rompe toda asignación de pesadez, ansiedad y distracción. Reemplázala con claridad, consuelo y confianza en Ti.
Dios, renueva mi fuerza como el águila. Ayúdame a mantenerme firme, a soportar y a caminar con valentía en la fe. Que Tu poder descanse sobre mí y que Tu Espíritu me fortalezca desde adentro hacia afuera.
Gracias, Señor, por ser mi paz. Gracias por ser mi fortaleza. Gracias por ser el Dios que nunca me deja ni me abandona.
En el poderoso nombre de Jesús, Amén
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.
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