Que sería paciente hasta que Dios me abra puertas. Que me acercaría continuamente a Él y que me mantendría firme en los asuntos del reino en todo momento, sin importar las circunstancias. Quiero que Dios confíe en mí con mucho, quiero ser la cabeza y no la cola. Quiero poder dar y no pedir prestado. Quiero poder pagar a César lo que se le debe. Quiero vivir una vida que sea auténticamente agradable a Dios.
Deja que la perseverancia termine su obra para que seas maduro y completo, sin que te falte nada.
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