Una historia y una lección
La anciana subió al tren y se sentó en uno de los asientos. Rápidamente notó que la funda del asiento estaba rota, así que recogió sus pertenencias con enojo y se trasladó a otro asiento cerca del frente del tren. Sin embargo, también se molestó allí por un grupo de señoras que tenían una conversación ruidosa, por lo que esta vez se movió al medio del tren.
Pero también fue perturbada allí por un niño llorando al otro lado del pasillo, así que esta vez se movió a la parte trasera del tren. Sin embargo, encontró la luz del sol muy molesta en este lugar, así que recogió sus pertenencias nuevamente y se trasladó al otro lado, exhausta. Finalmente, trató de sumergirse en la contemplación del hermoso campo...
Pero en ese mismo momento, el conductor anunció el nombre de la ciudad en la que la anciana tenía la intención de bajarse.
La pobre señora se sentó por un breve momento en gran confusión, luego dijo:
"¡Si hubiera sabido que el viaje era tan corto, no habría pasado todo este tiempo quejándome y gruñendo sin estabilidad ni comodidad, sino que me habría sentado y disfrutado contemplando la belleza de la naturaleza desde el primer asiento en el que me senté!"
La moraleja de esta historia es que la tragedia de la vida no es que termine rápidamente, sino que esperamos demasiado para comenzarla.
Así que, Señor, concédeme la serenidad y el contentamiento para aceptar las cosas que no puedo cambiar, y comenzar a cambiarme a mí mismo para disfrutar de lo que Tus manos han hecho, para que pueda glorificar Tu santo nombre ahora y por siempre, Amén. 🙏