Esto está destinado como un estímulo para todos los que lo lean. Comprender esto te ayudará quizás a entender mejor el marco del que formamos parte como discípulos de Jesús.

¿Qué es el Reino de Dios? El Reino de Dios es la expresión de Su presencia, carácter y propósitos en la tierra con la intención de restaurar la relación de Dios con la humanidad que fue rota por el pecado de Adán y Eva. Jesús, como el Mesías, fue el sacrificio de sangre en el Calvario que era necesario para restaurar la relación entre un Dios santo y el hombre pecador. El Reino de Dios se opone al reino de las tinieblas gobernado por Satanás. Los dos reinos son diametralmente opuestos: el Reino de Dios es vida, orden, paz y plenitud, el reino de las tinieblas es muerte, maldad, odio y caos. Jesús es el Rey (Monarca absoluto) de este Reino y tiene autoridad absoluta tanto en los cielos como en la tierra. Esta autoridad se extiende a Su iglesia (Su pueblo, el cuerpo de Cristo que recibió la salvación y restauró la relación con Dios a través de Jesús) con el propósito de hacer discípulos. El Espíritu Santo fue enviado a la iglesia como el catalizador de poder para llevar a cabo la Gran Comisión (hacer discípulos de todas las naciones), para empoderar a cada individuo con el propósito del ministerio y para transformarse en la imagen de Cristo. La presencia de Su Reino a través de Su iglesia es transformadora, trayendo vida, perdón, restauración, sanación y paz donde no había nada. El propósito de Su Reino es siempre para el bien de las personas. Somos hijos de Dios y Sus siervos. Somos llamados santos (palabra raíz santidad) y discípulos (uno como su maestro/maestro) y tenemos la eternidad habitando en nosotros por Su Espíritu Santo. Individualmente representamos Su Reino a un mundo perdido.