Estoy agradecido por la capacidad de compartir alimentos de manera económica y compartir oraciones y preocupaciones entre iglesias, en casa, con familiares y con amigos.
Cada día continuaban reuniéndose en los atrios del templo. Partían el pan en sus casas y comían juntos con corazones alegres y sinceros, alabando a Dios y disfrutando del favor de todo el pueblo. Y el Señor añadía diariamente a su número a los que estaban siendo salvos.
Comentarios (0)
No comments yet. Be the first to comment!
Join the conversation
Sign In to Comment