El otro día sentí la presencia de Dios cuando estaba pensando en mi bisabuela. Ella murió hace un año y era una persona muy dulce. La extraño mucho, pero Dios me ha dado señales de que ella está a salvo.
Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la compasión y el Dios de todo consuelo, que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos consolar a los que están en cualquier tribulación.
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