La gente puede desaprobarte, puede menospreciarte, decirte lo que no eres, intentar hacerte sentir menos. Deja que eso entre por un oído y salga por el otro. No necesitas su aprobación; tienes la aprobación del Dios Todopoderoso.
¿Qué, entonces, diremos en respuesta a estas cosas? Si Dios está a nuestro favor, ¿quién puede estar en contra de nosotros?
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