Concéntrate en el Bien, y no notarás el Mal. Ten Fe, no dudes, sé esperanzado, no desesperado. Si te concentras en Dios, te concentrarás en Él. Muchos de nosotros (incluyéndome a mí) nos enfocamos tanto en las preocupaciones, incluso en la oración, que dejamos que nos consuman. A veces la respuesta realmente es tan simple como esto. Concéntrate en Dios y esas emociones se irán. Actúa como si ni siquiera estuvieran allí. No las estarás reprimiendo al hacerlo, las estarás liberando. Deberíamos reconocerlas pero no dejar que reciban más atención de la que merecen. Concéntrate en Dios.
Finalmente, hermanos y hermanas, todo lo que es verdadero, todo lo que es noble, todo lo que es correcto, todo lo que es puro, todo lo que es hermoso, todo lo que es admirable, si algo es excelente o digno de alabanza, piensen en tales cosas.
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