Querido padre celestial, vengo ante ti necesitando oración. Te necesito más ahora que nunca, Señor. Necesito fe. Tú conquistaste la muerte y la tumba, sanaste la lepra, diste vista a los ciegos y permitiste a los cojos caminar. Sé que puedes y me sanarás.
Y la oración ofrecida con fe sanará al enfermo; el Señor lo levantará. Si han pecado, serán perdonados.
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