He compartido con más personas, además de Dios, sobre mi lucha con la lujuria y he aprendido una nueva perspectiva. Ciertamente, no te lo guardes todo para ti. No mantengas todas tus luchas solo entre tú y Dios (aunque primero debes llevarlo a Dios). Lleva la oscuridad a la luz para que pueda ser expuesta en público y rechazada por toda la eternidad. Que tus pecados y demonios que te acosan sean avergonzados, huyan y puedas acercarte más a Dios a través de ello.
Todo el que hace el mal odia la luz y no se acerca a la luz por temor a que sus obras sean expuestas. Pero el que vive conforme a la verdad viene a la luz, para que se vea claramente que lo que ha hecho ha sido hecho en la presencia de Dios.
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